El antropólogo indio Pandit dijo a la BBC que visitó la isla en 1991 y tuvo un acercamiento con los miembros de la tribu.”Cuando iba a regalarles unos cocos, me separé un poco del resto de mi equipo y comencé a acercarme a la orilla. Un joven sentinelés hizo una mueca curiosa: tomó su cuchillo y me indicó que me cortaría la cabeza.
Inmediatamente llamé al barco y me retiré
rápidamente”, relata Pandit.”El gesto fue significativo. Dejó claro que no era bienvenido”
Dice que lamenta mucho la muerte del joven misionero, pero alega que debió retirarse a tiempo.
Pandit y sus colegas hicieron varias expediciones en los años 70 para establecer contacto con los miembros de la tribu. Hasta que en 1991 lograron que los recibieran. Los antropologos les entregaron varios regalos, pero los aborígenes solo les permitieron quedarse en el agua no poner un pie en la isla.
La reciente muerte del joven estadounidense, ha atraído la atención mundial hacia la tribu, que sigue siendo uno de los pueblos más aislados del mundo y la familia enfrenta el reto de recuperar los restos del joven fallecido, una misión que hasta ahora parece imposible ya que pescadores aseguran haber visto que los sentineleses arrastraron el cuerpo del misionero y lo enterraron en la isla.