Según un estudio realizado por Andrew Gallup de la Universidad de Arizona, cuando bostezamos no solo manifestamos hambre, aburrimiento o sueño, podríamos incluso estar enfriando nuestra cabeza.
La investigación descubrió que la cantidad de bostezos varía según la época del año, además, que las personas bostezan menos cuando la temperatura a la intemperie es mayor a la del cuerpo, lo que puede significar que un bostezo serviría como una vía para regular la temperatura en nuestro cerebro.
Un bostezo se define como una apertura de los maxilares en los que se inhala una gran cantidad de aire, seguido de una exhalación.
Bostezo largo = Cerebro grande
El estudio concluyó que en los animales que tienen el cerebro más pequeño y menos neuronas en la corteza central, los bostezos duran menos tiempo que aquellos animales que tienen un cerebro más grande y con mayor número de neuronas en esa región.