Un hombre de 35 años fue detenido por haber sido responsable de un robo a una gasolinera en Almoradí, España, y regresar 10 minutos después a depositar gasolina porque se había quedado sin combustible.
El ladrón utilizó un gorro de lana y unas gafas de sol para taparse la cara, mientras con un arma de fogueo amenazaba a los trabajadores para que le entregaran el dinero que había en la caja.
Al emprender la huida, alertaron a las autoridades, pero antes que ellas llegaran, el mismo individuo llegó a pie con la cara descubierta pidiendo que le vendieran un poco de gasolina.
Para su desgracia, un trabajador reconoció su tono de voz y contextura física, por lo que demoró todo el proceso de compra haciendo conversación para permitirles a las autoridades llegar al lugar para arrestarlo.