En un nuevo intento para frenar el flujo de migrantes ilegales que intentan cruzar la frontera, la Casa Blanca dio un paso más para rechazar las solicitudes de asilo.
“La nueva normativa utiliza la autoridad delegada por el Congreso en la Ley de Migración para mejorar la integridad del proceso de asilo, colocando más restricciones o limitaciones a la elegibilidad de los extranjeros que busquen asilo en Estados Unidos”, informó el Departamento de Justicia.
Según esta nueva norma publicada en el Registro Federal, los solicitantes que pasan primero por otro país no podrán pedir asilo en la frontera sur estadounidense.
Sin embargo, existen algunas excepciones como: si alguien ha sido víctima de tráfico de personas, si el país que atravesó el migrante no firmó uno de los tratados internacionales importantes que rigen la gestión de los refugiados o si la persona buscó protección en un país, pero se la negaron, podrá pedir asilo.
Esta política es una idea de Trump para detener la protección que se les da a las personas en la frontera sur del país, especialmente en los centros de detención.