La mayoría de las bebidas tienen un sabor amargo o dulce, excepto el agua, pero ¿por qué elegimos unas sobre otras? Una reciente investigación nos explica que la respuesta podría estar en nuestros genes.

El gusto y las preferencias son hereditarias, las cuales son determinantes a la hora de elegir una bebida.

Ahora, un equipo de investigadores estadounidenses se puso en la tarea de estudiar la relación que existe entre el genoma y el consumo de bebidas dulces y amargas.

En el estudio participaron más de 370 mil personas, en el que tuvieron que consumir diferentes tipos de bebidas. Entre las bebidas amargas analizadas se encontraron el café, té, jugo de toronja, vino tinto, licor y cerveza. Del lado de las dulces, se estudiaron bebidas endulzadas artificialmente y con azúcar y otros jugos que no eran de toronja.

Los expertos determinaron con este estudio que las variantes genéticas relacionadas con el consumo de alcohol, el consumo de café y la obesidad, fueron determinantes en el consumo de bebidas amargas y dulces.

La próxima vez que te critiquen por tomar mucha cerveza, les puedes decir que es culpa de tus genes.