Los cantantes de narcocorridos firman su sentencia anticipada de muerte, al involucrarse en este peligroso negocio, lealtades fallidas, ajustes de cuentas, o estar en el lugar equivocado en el momento equivocado puede convertirse en razón suficiente para “viajar al más allá” sin boleto de regreso.
Febrero se llevó al primero, y el mes de julio fue más que escalofriante por el asesinato de dos intérpretes del género, Luis Mendoza y Samuel Barraza.
Alejandro Villa, un joven de tan sólo 25 años de edad perdió la vida ante un ataque perpetrado por un grupo armado en Tlaquepaque, Jalisco, México, en el mes de febrero, el intérprete que formaba parte de la “Sangre nueva del corrido” comenzaba a ganar fama, pero la muerte se le adelantó, tras la investigación una fotografía dio un giro rotundo, pues se encontró una imagen de su abuelo con el famoso narcotraficante Caro Quintero, misma que fue compartida por el propio cantante, siendo quizás una ¡mala decisión!
El 7 de julio, sujetos con armas largas en un comando, dispararon a quemarropa contra la camioneta en que viajaba Luis Mendoza, el cantante y su manager murieron instantáneamente tras el asalto con rifles de alto impacto, esto en ciudad Obregón Sonora, México. Mendoza era el vocalista de la banda Los Ronaldos, tras los peritajes trascendió la información de que se registraron más de 100 impactos de bala y muchos apuntaron al lanzamiento de un polémico tema que el Ronni como era conocido, había estrenado semanas antes del ataque.
Tan sólo unos días después, saldría a la luz un asesinato más, Samuel Barrraza, originario de Culiacán Sinaloa, perdía la vida tras un atentado en el estacionamiento de un centro comercial en Tijuana, Baja California, México, al recibir impactos letales en el tórax y la cabeza; en la escena del crimen fueron encontrados diversos casquillos percutidos de un arma calibre 40. De forma inmediata las autoridades levantaron el cadáver y lo trasladaron al SEMEFO dando a conocer que el hermano de la víctima también había fallecido de manera escalofriante, y la investigación aún sigue su curso.