Una nueva revisión de 140 estudios, evidencia que la música no solo hace que el ejercicio parezca más fácil y agradable, sino que resulta ser un ejercicio más productivo y eficiente.

“A nadie le debería sorprender que la música ayude a las personas a sentirse más positivas durante el ejercicio… [pero] el hecho de que la música proveyera un impulso significativo al rendimiento sorprendería a algunas personas”, señaló el autor principal, Peter Terry, decano de investigación e innovación en los postgrados de la Universidad del Sur de Queensland, en Australia.

“Y el hecho de que se mostrara que la música mejora la eficiencia fisiológica sin duda resultaría sorprendente”.

La música, mejoró de manera significativa el sentimiento positivo que las personas tenían mientras hacían ejercicio o deportes. También logró completar las tareas físicas pareciera menos difícil, al mismo tiempo que mejoró el consumo de oxígeno. Al final, la música mejoró el rendimiento físico, ya que las personas completaron la misma actividad con menos consumo de oxígeno que sin la música.

“La música afectó a la frecuencia cardiaca, pero fue muy difícil discernir si el aumento en la frecuencia cardiaca era o no un beneficio”, dijo Terry.

La frecuencia cardiaca más baja para terminar la misma cantidad de ejercicios es beneficioso en una actividad de tipo de resistencia, mientras que una frecuencia cardiaca alta sería una ventaja en los eventos de potencia.

Una música más rápida (de 120 tiempos por minuto o más) ofrece mayores beneficios que un compás lento o moderado. Y hacer ejercicio al mismo ritmo que la música produjo unos beneficios ligeramente mayores, dijo Terry.