La semana pasada, a través de la cuenta de Twitter de Julio César Chávez Jr., el hijo de la leyenda del box, publicó un video donde recomienda al presidente López Obrador que imprima billetes falsos para beneficiar a los pobres: “Si yo fuera López Obrador dijera: todos los pobres que no tienen para comer, tienen derecho a los billetes falsos y ya que alguien los haga y ya tienen para comer. No tendría nada de malo”.

El disparate del también boxeador fue uno de los detalles que han dado de qué hablar de su condición mental (o al menos de su total ignorancia en economía básica). A este hecho, se sumó un reciente video que se hizo viral, donde se observa cómo es detenido en un retén policíaco en Culiacán, Sinaloa.

Ya para el pasado 1 de febrero, un tercer video grabado por el propio Chávez Jr., se apoderó de las redes, pero en este caso se trató de su padre, quien reprende al vástago por la serie de incongruencias que dice, lo insulta, lo acusa de grabar todo lo que pasa a su alrededor y de ser un grosero, aunque la forma en la que se lo dice no fue muy prudente y mucho menos recatada.

Los comentarios empezaron a llegar, la mayoría sugirió al joven pugilista se interne en una clínica de rehabilitación, mientras otros increpaban al padre preguntando de qué se quejaba, siendo que fue él mismo quien le dio el mal ejemplo a su hijo.