Científicos del Servicio de Medicina Experimental del Hospital Gregorio realizaron un estudio que ha demostrado que en los humanos la conducta maternal está medida por sistemas primitivos e instintivos que hacen que la madre se “enamore” de su bebé, ha explicado la Dra. Carmona directora de esta investigación.
Es decir, que la actitud instintiva de las madres tiene una base neurológica
Años antes, este mismo equipo de investigadores encontró que el embarazo cambia la anatomía del cerebro humano y disminuye significativamente el volumen de la materia gris en las áreas cerebrales implicadas en la cognición social, y que esta disminución persistía hasta dos años después del nacimiento del bebé.
Cabe aclarar que esos cambios cerebrales no implicaban cambios cognitivos en las madres, pero sí afectaban a la calidad del vínculo materno-filial y cuánto más había cambiado su cerebro, mayor era su vínculo con el bebé.
Y, ¿cómo se hizo el estudio?
Los investigadores estudiaron a 25 mujeres que querían tener hijos y un grupo control de 20 mujeres que no querían ser madres; después, escanearon sus cerebros antes y después del parto.
Los resultados del estudio mostraron “disminuciones volumétricas en el núcleo accumbens” -el área del cerebro que se encarga de la motivación y el placer- después del embarazo, y cuánto más disminuía el volumen de esta estructura, más se activaba esta área del cerebro cuando vería estímulos relacionados con su bebe, detalla Carmona.
Este estudio ayudará a comprender también qué ocurre a nivel cerebral en las patologías como la depresión posparto, que aparece en una de cada cinco madres y ponen en riesgo la salud de la madre, y algunas veces al bebé también.