Cuando una persona pierde el control frente al consumo de alcohol, ya tiene un problema de alcoholismo.
En un hogar, donde el abuso de consumo de alcohol de uno o de ambos padres, reina el miedo entre los niños.
Los niños imaginan un sinfín de situaciones cuando ven a su padre borracho. Además, cuando ellos ven a sus padres bajo los efectos del alcohol, sienten gran desazón, ya que no logran entender el daño que se produce y el miedo que sienten.
Cuando un niño vive con padres que no conocen los límites del alcohol, experimenta pánico, tristeza, dolor y enojo, porque no alcanza a entender por qué sus padres hacen esto.
Además, los niños sufren de desatención, algunos son agredidos física o mentalmente o alguna otra acción que los daña.