Los hombres casados muchas veces sufren en silencio porque sienten que no son valorados por su esposa y que a ellas solo les interesa el dinero que él lleva a casa.
Algunos ven que cuando llegan a casa después de una larga y extenuante jornada laboral, su casa está desordenada, la ropa sucia y eso les causa desesperanza y baja su autoestima.
En su interior, ellos justifican que su esposa no sea muy diligente en el hogar, porque está muy cansada de cuidar a los hijos. Además, piensan que eso forma parte de la rutina matrimonial y que así debe ser en todas partes.
Hasta que se hartan de la situación, pero se quedan en silencio, respiran profundo y algunos hasta ayudan en las tareas del hogar, pero eso no es suficiente.
¿Cuáles son las razones que dan los hombres para decir que su mujer no los valora?
1. El saludo.
Los hombres dicen que cuando llegan a casa después del trabajo, su mujer no les da un beso de bienvenida y que son ellos los que buscan ese detalle para sentirse bien en casa.
2. Cansados después del trabajo.
Cuando en la pareja ambos trabajan fuera de la casa, tienen menos tiempo para estar juntos.
“Ella llega y siempre está cansada, casi no tenemos intimidad, me desvivo porque se sienta a gusto en casa, pero no valora lo que hago por nuestro matrimonio”:
3. Falta de agradecimiento.
Algunos esposos tienen detalles con su esposa como salir a comer fuera, o les compran un regalo y ella, en lugar de agradecer hace comentarios desagradables como:
“Mejor me hubieras comprado esto”, “Ya vas a empezar con tus cursilerías”.
4. Interés por el dinero
Muchas esposas solo esperan que llegue la quincena y que su marido les comparta el dinero. Y desafortunadamente, ni siquiera lo gastan con mesura y ahorran, sino que lo gastan en ropa o cosas innecesarias.
El esposo que siente que su esposa no lo valora, lo piensa y siente porque se han acumulado varias situaciones que en su momento parecieron pequeños detalles sin importancia, pero que se van acumulando y con el paso del tiempo salen y empiezan a sentir que solo son los proveedores de la casa, que son explotados y están frustrados porque tenían una idea muy diferente del matrimonio.
