“El ADN es una molécula muy larga, pero muy bien empaquetada, que está en el núcleo de cada uno de nuestras células”, dice, José Miguel Mulet, doctor en bioquímica y biología molecular.
Con los chimpancés compartimos el 95% del ADN, razón por la cual algunos gestos y movimientos de estos animales nos recuerden a nosotros mismos.
Hay genes que son igual de funcionales en las plantas y en los animales y por lo tanto hay una identificación en la secuencia de ADN.
Sin embargo, no significa que seamos mitad humanos y mitad plátanos. Lo que quiere decir es que simplemente compartimos la mitad de los genes con la banana.
La parte que no compartimos con los chimpancés, ni con la banana, ni con otras especies, es el rasgo que nos diferencia de ellos.