El presidente Donald Trump finalmente se puso en sintonía con los Estados Unidos sobre la desesperada realidad de la pandemia de coronavirus, advirtiendo sobre las crueles semanas por venir en uno de los momentos más escalofriantes de la Casa Blanca en la historia moderna.

Incluso con la adopción generalizada de estrictos esfuerzos de mitigación en todo el país, entre 100,000 y 240,000 estadounidenses podrían enfrentar la muerte en las próximas semanas en una terrible experiencia para todo el país, según el modelo explicado por miembros de alto rango de la fuerza de emergencia del presidente.

Está en la naturaleza de la presidencia, que el comandante en jefe a veces tenga que dar graves noticias a la nación.

George W. Bush tuvo que narrar el horror de los ataques del 11 de septiembre de 2001. Ronald Reagan elogió a los astronautas del transbordador tras el desastre de 1986. Y John Kennedy tuvo que dirigirse a la nación durante un enfrentamiento con la Unión Soviética sobre Cuba, que amenazó con estallar una guerra nuclear.

Pero ningún presidente durante muchas décadas ha tenido que enfrentar a su país por una pérdida inminente de vidas estadounidenses por una emergencia médica, como ahora se ve obligado a hacerlo Trump, después de aparentemente llegar a un acuerdo sobre el alcance de la crisis.