Nunca antes tanta gente en el mundo había vivido en burbujas tan pequeñas. Con miles de millones de personas en todo el mundo bajo restricciones relacionadas con el coronavirus, han pasado semanas – o incluso meses para algunos – desde que socializamos con alguien fuera de nuestros hogares.
Eso es mucho tiempo en familia. O tiempo a solas.
Pero estas pequeñas burbujas pronto podrían hacerse un poco más grandes. Los gobiernos de todo el mundo están comenzando a levantar gradualmente sus restricciones y, a medida que lo hacen, están reflexionando sobre cuánto y cuán ampliamente deberían aconsejar a las personas que pueden socializar.
Formar nuestras propias burbujas sería sin duda socialmente incómodo, no muy distinto de dejar a ese amigo o familiar fuera de la lista de invitados de tu boda, y también sería difícil de hacer cumplir. Algunos expertos ven la idea como demasiado arriesgada y prematura, dada la falta de capacidad de prueba adecuada en muchos países del mundo.
Pero algunos sociólogos lo ven como una forma lógica de salir del aislamiento… y algunos países, como Nueva Zelanda, ya lo están probando.
Nueva Zelanda está reabriendo lentamente, y el gobierno anunció esta semana que la gente podría comenzar a expandir sus burbujas, sin siquiera necesitar especificar por cuántas personas.
“La gente debe permanecer dentro de su burbuja doméstica, pero puede expandirla para volver a conectarse con su familia cercana… o traer cuidadores, o apoyar a las personas aisladas”, escribió el gobierno en su guía.