Millones de chinos se han pegado a sus pantallas, anticipando con entusiasmo la próxima entrega de una serie de acción de alto riesgo. Hay un protagonista que viaja en jets privados y se aloja en hoteles de lujo junto a su compañera, y un elenco de dudosos traficantes de armas y operadores de negocios.

No es el equivalente chino de una película de James Bond, sino un drama de la vida real para nuestros tiempos de coronavirus: Es el “Cazador de Máscaras” en una misión para comprar telas especiales para hacer cubiertas para cara.

“El beneficio de las máscaras es mayor que el de las armas y las drogas en estos tiempos de epidemia, alcanzando el 100 por ciento o incluso el 300 por ciento”, dijo la estrella del programa, Lin Dong, un hombre de negocios de 30 años de la provincia de Guangdong con la mandíbula cuadrada, que lleva cuellos de tortuga negros y trajes a medida. “Si tengo suerte, seré capaz de hacer una fortuna. Pero si hay problemas, lo perderé todo.”