A medida que la pandemia de coronavirus se extiende más allá de su novena semana, las tensiones aumentan entre la Casa Blanca y la principal agencia de salud pública de la nación. Altos funcionarios de la administración en Washington, así como altos funcionarios del Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades en Atlanta describieron un creciente sentimiento de desconfianza y animosidad entre la Casa Blanca y los CDC sobre la rapidez con la que los EE.UU. deben reabrir y cómo el gobierno rastrea los datos sobre el virus.
En particular, la Dra. Deborah Birx, coordinadora del grupo de trabajo del Presidente sobre el virus, se ha vuelto cada vez más crítica del CDC, dejando claro en recientes reuniones que está más que frustrada con la agencia, según dos altos funcionarios de la administración. Específicamente, Birx cree que la forma en que el CDC recoge datos sobre el coronavirus es anticuada, causando cifras inexactas y retrasadas tanto en los casos de virus como en las muertes.
Birx ha expresado su molestia durante las recientes reuniones del grupo de trabajo, donde al menos una conversación entre ella y el director del CDC, Robert Redfield, se ha acalorado, según una fuente cercana al grupo de trabajo. Birx y Redfield se conocen desde hace décadas, debido a su trabajo conjunto en la investigación del VIH. Y mientras Birx defendía a Redfield ante sus pares a principios de este año por los kits de prueba defectuosos del CDC, su tono hacia él ha cambiado drásticamente en las últimas semanas, según varios funcionarios y una fuente cercana al grupo de trabajo.
