La parcela 87 ocupa una esquina estéril del austero cementerio principal de Milán. Aquí, la tierra ha sido recién removida para hacer nuevas tumbas, 120 en total.
Una simple cruz de plástico blanco marca cada tumba. Pegado a cada cruz hay un trozo de papel con un apellido, a veces con una inicial, a veces con un nombre. No hay fecha de nacimiento. No hay fecha de muerte. Los trabajadores del cementerio han colocado una sola flor de plástico en cada tumba.
Aquí yacen aquellos que sucumbieron al coronavirus en Milán, pero cuyos cuerpos aún no han sido reclamados.
Con las morgues llenas, y más muertes cada día, las autoridades en los puntos calientes de coronavirus de Italia no tuvieron otra opción que enterrar a los muertos no reclamados así. Si sus familias se presentan para reclamar los cuerpos una vez que la epidemia termine, los restos serán exhumados y enterrados de nuevo.
Las autoridades italianas están investigando una serie de violaciones de salud en las residencias de ancianos en todo el país durante la crisis de Covid-19.
Se han cerrado por lo menos 15 instalaciones y se ha reubicado a sus pacientes después de que las inspecciones comprobaran que muchas no seguían los protocolos contra coronavirus, entre ellos el de proporcionar suficiente equipo de protección al personal y zonas de cuarentena específicas para los pacientes sospechosos de padecerlo.