En Connecticut, un hombre llamado William Rosario López se puso el tapabocas que ahora todos usamos cuando salimos de casa, entró a una tienda de abastecimientos y cuando vio la oportunidad, se acercó al mostrador y sacó un arma para amenazar al tendero y le exigió que abriera la caja registradora.

Este hombre repitió este comportamiento delictivo en otras cuatro tiendas y gasolineras, en un periodo de una semana, hasta que fue arrestado.

En el hipódromo Aqueduct en Nueva York, dos hombres llegaron luciendo el mismo tipo de mascarillas que llevaban muchos fanáticos de las carreras y, a punta de pistola robaron a tres empleados 250 mil dólares que trasladaban de las máquinas de apuestas a una caja fuerte.

También se han reportado robos con mascarillas en Carolina del Norte, Washington y otros estados.

En la cárcel del condado Cook, en Chicago, el virus ya ha causado 9 muertes y ha infectado a cientos de reclusos y guardias; los empleados deben usar mascarillas y a los reclusos se les suministra una diariamente, algo que aprovechó un recluso para escaparse de la prisión.

El recluso, llamado Jahquez Scott, estaba en prisión por cargos de porte de armas de fuego y por violar su fianza en un caso de drogas, tiene tatuajes en la cara. Pero, cuando su puso la mascarilla se hizo pasar por Quintin

Henderson, quien no tiene tatuajes y que iba a ser liberado, dijeron las autoridades. Aunque Scott pudo consumar su fuga, fue recapturado una semana después.