Varias ciudades de EE.UU. estallaron en escenas de guerra cuando las multitudes desafiaron los toques de queda casi una semana después de la muerte de George Floyd, que pasó sus últimos momentos atrapado bajo la rodilla de un oficial, rogando por su vida.

Indignados, heridos y gritando a través de máscaras usadas para protegerse del coronavirus, miles de personas salieron a las calles en manifestaciones. Mientras que algunas fueron pacíficas, otras terminaron en caos y devastación.

Algunas personas lanzaron fuegos artificiales y lanzaron botellas a los oficiales. Otros incendiaron edificios, quemaron coches de policía y saquearon tiendas.

La policía respondió con balas de goma, gas lacrimógeno y arrestos. Los alcaldes de al menos 25 ciudades ordenaron a la gente quedare en casa. Algunos estados llamaron a cientos de soldados de la Guardia Nacional para responder a los disturbios.