No pasó mucho tiempo después de los primeros llamados de Australia para una investigación internacional sobre los orígenes de la pandemia de coronavirus antes de que llegaran rumores de represalias desde Pekín.
La Ministra de Asuntos Exteriores australiana Marise Payne, inicialmente expresó su apoyo a una investigación en un programa de televisión.
Días después, el embajador de China en Australia, Chen Jingye, respondió sugiriendo que el propio pueblo chino podría tomar represalias con un boicot. “Tal vez la gente común china dirá ‘¿Por qué deberíamos beber vino australiano? ¿Comer carne australiana?'”, dijo al Australian Financial Review.
Menos de un mes después, la campaña para castigar a Australia parece estar en pleno apogeo.
El 12 de mayo, China dejó de aceptar carne de cuatro grandes mataderos australianos, alegando problemas de salud. Cinco días más tarde, China impuso aranceles de más del 80% a las importaciones de cebada australiana como parte de una investigación antidumping.