Funcionarios de Defensa dijeron que había una profunda y creciente incomodidad entre algunos en el Pentágono incluso antes de que el Presidente Donald Trump anunciase que está listo para desplegar el ejército para hacer cumplir el orden dentro de los Estados Unidos.

Mientras el gas lacrimógeno se esparcía por el aire en el Parque Lafayette, frente a la Casa Blanca, Trump anunció que si los líderes del estado o de la ciudad se niegan a “tomar las acciones necesarias para defender la vida y la propiedad de sus residentes”, invocará la Ley de Insurrección, una ley de 1807 que permite a un presidente desplegar el ejército de EE.UU. para suprimir el desorden civil.

Pero algunos oficiales del Pentágono son muy cautelosos y han argumentado que la situación aún no requiere el despliegue de tropas en servicio activo a menos que los gobernadores de los estados justifiquen claramente que tales fuerzas son necesarias.

“Creo que en Estados Unidos no deberíamos acostumbrarnos ni aceptar que los miembros de los servicios uniformados de cualquier tipo tengan que ser puestos en una posición en la que tengan que asegurar a las personas dentro de los Estados Unidos de América”, dijo el Mayor General del Ejército Thomas Carden, el General Adjunto de la Guardia Nacional de Georgia.