Al estallar la pandemia, los consultorios dentales en Estados Unidos se vieron en la obligación de cerrar los consultorios, excepto para los procedimientos de emergencia.
A finales de junio, casi todos habían reabierto, de acuerdo con la American Dental Association, implementando estrictos protocolos de protección tanto para el paciente como para el profesional.
Aunque ellos no pueden eliminar todos los riesgos, los cambios se notan desde que se ingresa al consultorio.
Muchos dentistas han eliminado las revistas de la sala de espera, se han reducido el número de asientos para fomentar el distanciamiento social y han espaciado las citas para evitar que los consultorios se llenen.
Algunos pueden solicitar que el paciente llegue con tapabocas y que espere en el auto mientras se desinfecta el equipo después de atender a un paciente. Al ingresar, le pueden tomar la temperatura y le hacen unas preguntas sobre síntomas de COVID-19.
CAMBIO EN LOS PROCEDIMIENTOS DENTALES
Como sabemos, el coronavirus se disemina a través de gotas de saliva que se expulsan al hablar, toser o estornudar.
La atención dental requiere contacto cercano en espacios pequeños y puede generar microgotas de saliva y agua.
Para reducir estos riesgos, los dentistas han regresado a métodos manuales para realizar procedimientos como limpieza dental en lugar de instrumentos que aceleran el trabajo, pero que liberan más gotas de saliva.
El personal utiliza mascarillas, escudos faciales y demás equipos de protección; algunos cobran por el equipo extra que han tenido que implementar.