China se está moviendo rápidamente para sellar su capital de 22 millones de residentes mediante la cancelación de vuelos y trenes en medio de los crecientes temores de que una posible segunda ola de covid-19 está cobrando fuerza en Beijing y podría extenderse al resto del país.

Las autoridades cancelaron el miércoles 1.200 vuelos de entrada y salida de los dos aeropuertos de Pekín y redujeron drásticamente los servicios de autobús de larga distancia. A los habitantes de Beijing se les prohibió hacer viajes no esenciales fuera de la ciudad y se les exigió que se hicieran pruebas antes de salir, dijeron los funcionarios municipales en una reunión informativa en la que anunciaron 31 nuevos casos de coronavirus.

Los investigadores chinos dicen que están examinando cómo el coronavirus hizo el regreso. Los temores de que el ganado y los productos agrícolas transportados por barco pudieran ser portadores del virus -con consecuencias potencialmente preocupantes para el comercio internacional- empezaron a circular esta semana después de que se encontrara el virus en el mercado de Xinfadi en las tablas de cortar utilizadas para el salmón, que se importa de Europa. El material genético de los virus encontrados en el mercado y en los pacientes de Beijing también coincidió con las secuencias típicas de los pacientes de Europa.

Mientras tanto, los supermercados y restaurantes de Pekín no se arriesgan y han dejado de vender salmón. El gobierno de Pekín dijo el miércoles que llevaría a cabo pruebas en todos los contactos cercanos de las personas que visitaron el mercado de Xinfadi, así como los trabajadores de los restaurantes de la ciudad, que podrían ser cientos de miles de personas.

Se espera que los casos en Beijing sigan aumentando en los próximos días porque Xinfadi, que abarca un área del tamaño de 250 campos de fútbol, es una parte tan grande y central de la red de distribución de alimentos de Beijing, advirtieron los funcionarios de la ciudad.