Después de meses de cierre, restaurantes, tiendas e incluso parques de atracciones anunciaron su reapertura con fanfarria. Pero ahora que estados como Texas y Arizona están viendo alarmantes aumentos en los casos reportados de COVID-19, los negocios grandes y pequeños deben decidir si mantienen sus puertas abiertas.

En algunos casos, los gobiernos están deteniendo sus planes de reapertura. El viernes, Texas y Arizona cerraron los bares, excepto los de comida para llevar, y redujeron la capacidad de los restaurantes. Florida prohibió el consumo de alcohol en los bares.

Pero muchos negocios ya habían tomado esas medidas por su cuenta, diciendo que el aumento del número de casos y el cambio de consejos de los gobiernos estatales y locales no les daba la confianza para permanecer abiertos.

La Fábrica Kolache, que tiene 27 panaderías en su mayoría en el área de Houston, abrió comedores durante dos semanas antes de cerrarlos el 19 de junio y volver a la comida para llevar y la entrega. La directora de operaciones Dawn Nielsen recibía señales contradictorias del condado de Harris, que requería máscaras, y del estado de Texas, que no.

“Es una época de miedo. En algún momento sólo tienes que tomar las riendas del caballo y decir: ‘Sólo tengo que tomar la decisión yo mismo y no esperar a que alguien más ordene lo que tengo que hacer'”, dijo Nielsen.