Las nubes del cielo están formadas por pequeñas gotas de agua y cristales de hielo con el tamaño perfecto para dispersar todos los colores de la luz, comparada con las moléculas más pequeñas de aire que dispensan a la luz azul.
Percibimos el color blanco cuando la luz contiene todos los colores. Las nubes blancas son más delgadas y por eso permiten que gran porción de luz las atraviesen. Sin embargo, las nubes más gruesas reflejan menos luz.
A medida que las nubes son más espesas, la parte inferior de ellas se ve más oscura, pero aún se dispersan todos los colores. En ese caso percibimos esta acumulación de agua como de color gris.
Si eres buen observador, notarás que el fondo de las nubes es más gris que sus lados.