Nuestros fracasos en el amor pueden deberse a algo que tal vez no sabes: nuestro pasado y la relación con nuestro padre.
Existe una huella enigmática del pasado, que, aunque no seamos conscientes de ella, influye en nuestra elección de la pareja, ya que tratamos de replicar o condicionar cada relación que tengamos con la de nuestros padres.
Aunque nadie está obligado a repetir ese patrón, este nos predispone a buscar y sentirnos atraídos por personas con rasgos de carácter y actitudes que nos recuerden a ellos, sea positiva o negativamente.
EDIPO Y ELECTRA
Para entenderlo mejor, el psicoanálisis nos explica sobre lo que ocurre con dos personajes griegos: Edipo y Electra.
En el caso de Edipo se da un sentimiento de amor del niño por su mamá y por lo tanto sienten una rivalidad con su padre; en el caso de Electra el amor es de las niñas por su padre y sienten celos de la madre.
Estas son etapas naturales en el desarrollo psíquico de los niños y se resuelven a partir de los 6 años. Los niños quieren a su madre, pero al final encauza ese amor hacia otras mujeres en la adultez.
Las niñas, al tener una etapa de maduración más compleja, primero deben renunciar al amor por su padre y después renuevan la identificación con su madre.
Esto causa que todo el tiempo estemos buscando en la pareja una personalidad parecida a la de los padres.
Si tus relaciones han sido fallidas, seguramente tuviste un padre ausente, que no te dio mucho amor y estás siguiendo el mismo patrón relacionándote con hombres que se parecen o tienen las mismas actitudes que él.