A medida que la pandemia reescribe las reglas de la interacción humana, también ha inspirado un nuevo pensamiento sobre cómo los robots podrían intervenir.
El mundo de los robots, desde la automatización de las primeras líneas de producción hasta la inteligencia artificial de hoy, ha sido un hecho creciente durante décadas. La crisis sanitaria mundial ha añadido urgencia a la cuestión de cómo introducir la robótica en la ecuación de la salud pública.
En ningún lugar es eso más cierto que en Japón, un país con una larga fascinación por los robots, desde asistentes androides hasta recepcionistas de robots. Desde que el virus llegó, los robots han ofrecido sus servicios como camareros, guardias de seguridad y repartidores.
Pero no necesariamente tienen que suplantar a los humanos, dicen los investigadores. También pueden salvar la brecha entre las personas conscientes de la distancia social, ahora o cuando llegue el próximo gran contagio.
El robot “newme” desarrollado por la compañía japonesa Avatarin es básicamente una computadora tableta sobre un soporte, con ruedas. El usuario controla el avatar desde un portátil o tableta, y su cara se muestra en la pantalla del avatar.
“Es realmente como teletransportar tu conciencia”, dijo el fundador y director general Akira Fukabori. “Estás realmente presente”.
Ya disponibles comercialmente, los robots de Avatarin han sido utilizados por médicos para interactuar con pacientes en una sala de coronavirus japonesa; por estudiantes universitarios en Tokio para “asistir” a una ceremonia de graduación; y por aficionados del equipo de béisbol de los Gigantes de Yomiuri para entrevistar a distancia a sus jugadores favoritos después de partidos celebrados en estadios vacíos.