El presidente Donald Trump visitó los soldados heridos y los trabajadores médicos mientras llevaba lo que para él es un accesorio inusual: una máscara.
“Nunca he estado en contra de las máscaras”, dijo el presidente, “pero creo que tienen un tiempo y un lugar”.
Trump, que ha sido criticado por los funcionarios de salud pública por no llevar cubierta la cara en público, se puso una máscara azul marino con el sello presidencial dorado blasonado en un lado durante su viaje a Walter Reed.
El jefe de gabinete de la Casa Blanca, Mark Meadows, y los miembros del Servicio Secreto también usaron máscaras durante la visita, que duró menos de una hora.
Los críticos dijeron que demasiados seguidores de Trump siguieron su ejemplo de no usar máscaras, contribuyendo a la propagación del virus.
“Es triste pensar en todas las infecciones y muertes que podrían haberse evitado si Trump hubiera simplemente modelado el buen comportamiento desde el principio”, dijo Chris Lu, que dirigió los asuntos del gabinete del presidente Barack Obama.
Lu dijo, “Esto es demasiado poco y demasiado tarde”.