Las restricciones mundiales al coronavirus están impidiendo que la gente huya de la violencia o forzándola a tomar rutas más peligrosas, advirtió el Comité Internacional de Rescate en un nuevo informe.
El endurecimiento de las fronteras y las restricciones de movimiento también están dejando a miles de personas varadas, o que regresen a condiciones y lugares calamitosos con crisis humanitarias en curso.
“En El Salvador, Honduras y Guatemala, las fronteras están completamente cerradas”, dice el informe. “Muchos de los que quieren huir de la violencia están en cambio ‘encerrados’ con algunas de las tasas preexistentes más altas de violencia urbana y de pandillas del mundo”.
El informe encontró:
En algunos países de América Latina, la violencia de género ha aumentado en más del 60%.
En Malasia, entre 20 y 50 refugiados rohingya murieron de hambre mientras estaban varados en el mar tras ser rechazados en puertos y fronteras cerradas.
En la frontera entre EE.UU. y México, más de 20,000 solicitantes de asilo están esperando las audiencias de inmigración tras el cierre de los tribunales.
21,000 migrantes han quedado varados en la región africana, así como 1,500 migrantes en cuarentena.
Decenas de miles de migrantes también han tenido que regresar a condiciones peligrosas debido a la pérdida de trabajo y al aumento del riesgo de xenofobia o infección.
Ello incluye a más de 80,000 venezolanos que han regresado de Colombia desde abril, casi 60,000 trabajadores migrantes que regresaron a Myanmar y 298,000 personas que regresaron al Afganistán desde el Irán.
Muchos de estos migrantes están regresando a comunidades de violencia, y algunos tienen “niveles muy bajos de conocimiento sobre el Covid-19”, según el informe.
