La relación entre China y Occidente se está erosionando rápidamente, y eso podría tener graves consecuencias para la condición de Hong Kong como centro financiero mundial.
El último golpe a la posición de la ciudad llegó cuando el Presidente de los Estados Unidos Donald Trump cumplió con la amenaza de revocar la relación especial de los Estados Unidos con Hong Kong, que en el pasado ha eximido a la ciudad de ciertos aranceles, entre otros privilegios.
“Hong Kong será tratado ahora igual que la China continental”, dijo Trump en un discurso en la Casa Blanca.
La administración Trump sugirió primero que cambiaría su visión de Hong Kong hace varias semanas, cuando China comenzó a prepararse para imponer una ley de seguridad nacional radical en la ciudad. Los críticos de la ley dicen que socava las libertades políticas y jurídicas que han existido desde que Gran Bretaña entregó la antigua colonia a China en 1997.
Desde que la ley entró en vigor el 1º de julio, la preocupación por Hong Kong entre las empresas y los dirigentes políticos extranjeros no ha hecho más que aumentar. Algunas compañías tecnológicas se han retirado del mercado, mientras que las compañías han expresado su preocupación por el amplio alcance y la ambigüedad de la nueva ley. El New York Times también anunció que trasladaría parte de su personal basado en Hong Kong a Seúl, ya que comenzó a “hacer planes de contingencia”.
Junto con la decisión de poner fin a la relación comercial especial, Trump también firmó una legislación separada que impondría sanciones a las empresas y personas que se considera que ayudan a China a restringir la autonomía de Hong Kong.