La deficiencia de vitamina D, puede ocasionar deformaciones severas y dolorosas de los huesos, enfermedad que en los bebés y niños pequeños se llama raquitismo y en los adultos osteomalacia.
La vitamina D depende en gran medida de la luz del sol. Cuando recibimos suficientes rayos ultravioletas, el cuerpo mismo puede producir esta vitamina. A través de la alimentación solo adquirimos entre un 10 % – 20 % de la demanda diaria.
Esta vitamina, recibida por el sol o por la alimentación no es biológicamente activa. Para que los riñones produzcan la forma activa de la vitamina D, llamada calcitriol, se deben de dar algunos procesos metabólicos.
La forma biológicamente activa de la vitamina D regula la distribución de insulina, inhibe el crecimiento de tumores, estimula la formación de glóbulos rojos y ayuda a reforzar el sistema inmunológico.
POCA VITAMINA D, ¿PROVOCA UNA EVOLUCIÓN GRAVE DEL COVID-19?
Un análisis de la Universidad de Hohenheim, indica que existen indicios de que enfermedades como la hipertensión arterial, la diabetes, las enfermedades cardiovasculares y el síndrome metabólico, están asociadas a una baja concentración de vitamina D. Estas comorbilidades junto con el déficit de vitamina D, aumenta el riesgo de padecer una forma grave de Covid-19.
Actualmente se están haciendo estudios para comprobar si el suministro de vitamina D ayuda contra el Covid-19.