Durante casi cien años los científicos buscaban un tipo de bacteria que sospechaban que existía pero que no habían podido encontrarla.

La bacteria que buscaban era una especie que se alimenta del metal, sin embargo, aunque hacían arduas investigaciones, no habían tenido éxito, hasta que realizaron un experimento que nada tenía que ver con su búsqueda.

Un grupo de microbiólogos del Instituto de Tecnología de California trabajaba en un experimento sobre un tipo de magnesio parecido a la tiza, por lo que el profesor Jared Leadbetter, puso un frasco de vidrio con esta sustancia a remojar.

Durante varios meses el frasco permaneció intacto en el agua, hasta que un día el frasco apareció cubierto de un material negro, por lo que se comenzó a investigar de inmediato de que se trataba, aunque creyeron que eran bacterias que se encontraban en el agua.

Al realizar la investigación, se descubrió que lo que tenía el frasco era manganeso oxidado generado por bacterias; la revista Nature informó que eran las primeras bacterias que usaban el manganeso como fuente de energía.

Un aspecto sorprendente de los microbios en la naturaleza es que pueden metabolizar materiales aparentemente poco probables, como son los metales, produciendo energía útil para la célula.

A partir de este hallazgo, los científicos podrán seguir una investigación más especializada y que ayude a entender mejor estas nuevas bacterias que por fin fueron descubiertas después de 100 años de búsqueda.