Después de planear la reapertura de los campus este otoño, las universidades están cambiando cada vez más de opinión, aumentando dramáticamente las ofertas en línea o cancelando las clases presenciales directamente.

Este cambio repentino les resultará familiar a los estudiantes cuyos planes de primavera se vieron interrumpidos por la rápida propagación del coronavirus. Ahora, los casos de COVID-19 en gran parte del país son mucho más altos que en la primavera, y están aumentando en muchos lugares.

En muchos casos, las universidades habían lanzado planes para clases presenciales socialmente distantes hace sólo unas semanas, con la esperanza de vencer al coronavirus.

“En cambio”, dijo Robert Kelchen, profesor de educación superior en la Universidad de Seton Hall, “el virus nos venció”.

Al igual que en la primavera, los estudiantes se han visto obligados a ajustar sus horarios de clase y sus condiciones de vida, enfrentándose a pagar una costosa matrícula para las clases en línea y el alquiler de un apartamento que tal vez no necesiten. Las clases digitales siguen siendo poco atractivas para muchos, y las posibilidades de instrucción en persona para el próximo semestre siguen siendo turbias.