A Christopher Bolei le preocupa cómo llegará a fin de mes ahora que le han cortado el subsidio federal de desempleo de 600 dólares.

En marzo, Bolei, de 63 años, que vive en San Rafael, California, fue despedido de su trabajo como supervisor de mantenimiento en una empresa que administra propiedades inmobiliarias. Después de atrasarse con el alquiler, teme que lo desalojen cuando expiren las moratorias de alquiler.

Durante los últimos tres meses, ha perdido el pago de su alquiler mensual de casi 3,000 dólares debido a los crecientes gastos médicos de su pareja. Tiene lupus, una enfermedad autoinmune, y este año se enfrenta a 30,000 dólares en gastos de medicamentos para tratar una lesión cerebral tras un accidente de coche.

“Estamos luchando. Ha sido muy estresante. Esos 600 dólares adicionales apenas nos mantienen a flote”, dice Bolei, que ha estado recibiendo unos 4,200 dólares mensuales en beneficios con los 600 dólares adicionales semanales. En California, el desempleo del estado llega a un máximo de 450 dólares por semana.

Millones de estadounidenses sin trabajo se encuentran en el limbo después de que los $600 adicionales en beneficios semanales de desempleo expiraron a fines de julio, dejando a muchos temerosos de cómo van a sobrevivir y pagar sus cuentas sin la ayuda adicional para desempleados.