Dado que la administración Trump tiene como objetivo entregar 300 millones de dosis de vacuna contra el coronavirus en enero, los funcionarios estatales y los expertos en salud dicen que no conocen los detalles clave y, por lo tanto, están inadecuadamente preparados para lo que se espera que sea la mayor campaña de vacunación individual jamás realizada.

Poner las vacunas en los brazos de millones de estadounidenses es una empresa masiva, que requiere una extraordinaria coordinación, planificación y comunicación. Pero con sólo seis meses para la fecha límite del gobierno para aprobar una vacuna, la administración ha compartido información limitada y a menudo confusa sobre sus planes de distribución, lo que dificulta la preparación de los abrumados funcionarios estatales y locales, incluidos los que dirigen los programas de inmunización.

“Probablemente sea lo más difícil que van a hacer”, Paul A. Offit, director del Centro de Educación sobre Vacunas del Hospital Infantil de Filadelfia y miembro de un grupo federal de asesoramiento sobre vacunas, dijo sobre el esfuerzo de distribuir vacunas a todos los rincones de Estados Unidos e inmunizar al mayor número de personas lo más rápido posible.

Alrededor de 7 de cada 10 estadounidenses dicen que se vacunarían para protegerse contra el nuevo coronavirus si las vacunas fueran gratuitas y estuvieran disponibles para todos, según una encuesta del Washington Post-ABC News a finales de mayo. Pero 1 de cada 7 estadounidenses dijo que no la recibiría porque desconfía de las vacunas en general.