El gobierno brasileño prohibió los incendios en el Amazonas a mediados de julio, pero el mes pasado hubo muchos más incendios que el año anterior, lo que degradó aún más uno de los recursos naturales más preciosos del mundo.
Los destructivos incendios del año pasado causaron alarma internacional, y este verano podría ser aún peor, según expertos.
El Amazonas se considera vital para frenar el calentamiento global, y es el hogar de innumerables especies de fauna y flora. Aproximadamente de la mitad del tamaño de los Estados Unidos, es considerada la mayor selva tropical del planeta.
En julio, el número de incendios aumentó en un 28% en comparación con el mismo mes del año anterior, según el Instituto Nacional de Investigación Espacial de Brasil (INPE), un instituto federal que monitorea los incendios y la deforestación.
Estos incendios se utilizan típicamente para limpiar cualquier vegetación remanente de las partes del bosque que ya han sido taladas, preparando el suelo para la plantación de pastos ilícitos y la cría de ganado. El aumento de julio se produjo a pesar de un decreto federal que prohibía durante 120 días los incendios con fines agrícolas o de otro tipo en el Amazonas y en la zona de humedales tropicales conocida como el Pantanal.
Desde que el presidente Jair Bolsonaro asumió el cargo en 2019, la deforestación ha ido en aumento con un salto de casi el 30% en el número de incendios en comparación con 2018, según el INPE.