La cúrcuma, cuyo nombre científico es Cúrcuma logan, es una planta perteneciente a la familia de las zingiberáceas, tiene un color amarillo-naranja intenso y un olor característico.
Desde hace miles de años, esta planta se utiliza en muchos alimentos como colorante. También, se utilizaba como tintura para pintar la lana y retratos.
En la India se comenzó a utilizar para agregarle color a los alimentos y dar un sabor distintivo a sus platos; como tuvo gran aceptación, pasó a formar parte del curry.
La raíz de cúrcuma tiene compuestos con propiedades medicinales llamados curcuminoides. Estos son: la curcumina, la bisdemotoxicurcumina y la demetoxicurcumina, que son potentes antiinflamatorios.
Las proteínas, resinas, azúcares y aceites volátiles de la cúrcuma, tienen una gran capacidad para aliviar dolores. Además, esta planta es rica en vitamina C, E, K, sodio, potasio, niacina, calcio, cobre, magnesio, hierro y zinc.
La cúrcuma se recomienda para problemas de inflamación, como son los trastornos menstruales, artritis, enfermedades del intestino, obesidad, colon irritable, y otros. Es tan efectiva, que en muchos países la llaman el Ibuprofeno natural.
Desde hace miles de años la medicina china la utiliza para tratar la depresión y la tristeza. El polvo de la cúrcuma estimula el sistema nervioso, mejora el estado de ánimo y activa el sistema inmunitario.
Además, la cúrcuma es efectiva para aliviar malestares estomacales y tratar problemas hepáticos, protege de enfermedades cardiovasculares.
¿Cómo se consume la cúrcuma?
Existen muchas formas de preparación y consumo. Cuando está fresca, se puede rallar y realizar infusiones, aunque ahora podemos encontrarla en polvo.
El modo de preparación, es añadir una cucharada de cúrcuma por cada taza de agua tibia o fresca.
También se pueden elaborar tinturas madres y suministrarse en gotas.