La presidente de Taiwán, Tsai Ing-wen, quiere crear una alianza para defender “la libertad, la seguridad, los derechos humanos y la democracia” en Asia, ya que la isla autogobernada se enfrenta a una nueva presión de la vecina China.
Aunque no mencionó a China explícitamente en su discurso pronunciado en un foro de seguridad en Taipei, Tsai dejó pocas dudas sobre a quién se refería, diciendo que Taiwán estaba a la vanguardia de la “defensa de la democracia por la agresión autoritaria”.
El discurso de Tsai se produjo cuando un tabloide respaldado por el estado chino informó que los funcionarios extranjeros que visitan Taiwán, así como las empresas internacionales que hacen negocios en la isla auto gobernada, podrían enfrentarse a sanciones de Pekín – el último paso potencial de China para frenar la creciente estatura de Taiwán en todo el mundo.
Beijing reclama la plena soberanía sobre Taiwán, una isla democrática de casi 24 millones de habitantes situada frente a la costa este de China continental.
Taiwán nunca ha sido controlado por el Partido Comunista gobernante de China. A pesar de ello, las autoridades de Beijing insisten en que la isla es parte integrante de su territorio y durante años han impuesto presiones diplomáticas, comerciales y militares a Taipei, marginándola en la comunidad internacional y supuestamente interfiriendo en la política de la isla.
La mayoría de los países se adhieren a la demanda de China de que Taiwán no sea reconocida como una nación independiente, observando la opinión de Beijing de que hay “una sola China” que es gobernada desde el continente – aunque pocos gobiernos reconocen los reclamos chinos sobre la isla de Taiwán en sí.
Tsai fue reelegida a principios de este año, animada por la preocupación de que cualquier movimiento hacia China pudiera ver a la isla ir en la misma dirección que Hong Kong, donde Pekín ha despojado cada vez más de las libertades democráticas que la ciudad semiautónoma tenía antes.
Luego vino la crisis del coronavirus, que hizo aumentar enormemente la importancia internacional de Taiwán por su hábil manejo de los casos locales y el uso de la diplomacia médica, donando máscaras y otros suministros a los países más afectados. Antes de una reunión de los miembros de la Organización Mundial de la Salud (OMS), docenas de gobiernos se pronunciaron a favor de que Taiwán fuera admitido como observador en la OMS, algo que Pekín ha bloqueado desde que Tsai fue elegida.