El presidente Donald Trump no sólo está restando importancia al coronavirus, sino que está recurriendo a absurdas alusiones históricas sobre los grandes líderes de la Segunda Guerra Mundial para tratar de disfrazar su culpabilidad en las 190,000 muertes estadounidenses.
Trump invocó ridículamente al ex primer ministro británico Winston Churchill y al presidente Franklin Delano Roosevelt en un mitin del jueves por la noche, afirmando que como ellos, había intentado con ahínco calmar el pánico público en una hora oscura. Fue una táctica históricamente analfabeta, ya que, a diferencia de Trump en la pandemia, ambos estadistas se pusieron de acuerdo con su pueblo sobre las graves crisis nacionales.
Pero esto reflejaba su lucha por explicar su fracaso en decirle al pueblo estadounidense la verdad sobre la gravedad del virus – aunque en febrero le dijo a Bob Woodward en entrevistas para su libro, que era “algo mortal”, en una conferencia de prensa a principios de ese día, Trump dobló la falsedad, declarando que “no mentí” cuando le advirtió a Woodward que el patógeno era peor que la gripe, mientras en público decía que era menos que una gripe estacional.