Es difícil diferenciar el enamoramiento del verdadero amor.
Cuando sentimos enamoramiento, no podemos controlarlo, es algo que llega aunque no lo estemos buscando, es más, no podemos saber de quién nos vamos a enamorar.
En la etapa de enamoramiento queremos estar siempre al lado de esa persona, para conocerlo bien y porque no podemos dejar de pensar en él ni un solo minuto. También empiezan a llegar los temores de perder a esa persona, porque no quieres que los caminos los separen y muchísimo menos que llegue otra a su vida.
En esa etapa, el cuerpo libera endorfinas y se siente una gran satisfacción al compartir con esa persona. También, se empiezan a conocer sus gustos, intereses y conducta. A partir de ese momento pueden comenzar los problemas ya que quizás se apresuraron a tener una relación sin darse tiempo de conocerse debidamente.
Tan fácil como es enamorarse es también el desenamorarse, ya sea porque salta a la vista que no quieren el mismo tipo de relación, tienen sueños y proyectos muy diferentes y les queda difícil encontrar un punto de equilibrio, o simplemente esa persona no cumple las expectativas que se tenían. Así, se va el amor.
En cambio, cuando se ama de verdad, no importa que estén separados, que no tengan los mismos intereses siempre y cuando sigan congeniando, además, que quieres y buscas su felicidad.
Cuando te comienza a desagradar todo lo que hace tu pareja, es porque tal vez desde un principio no tuvieron una comunicación clara como para prevenir la situación en la que están ahora.
Otra cosa que puede ocurrir es que los intereses que van llegando a nuestra vida nos van cambiando hasta llegar a un punto en donde simplemente las piezas dejan de encajar.
Así que ya lo sabes, lo más importante es la sinceridad contigo misma y si no eres feliz en esa relación, es mejor terminar porque ese no es tu lugar.