El presidente Donald Trump, fuertemente medicado, salió corriendo de la burbuja de su hospital VIP y protagonizó un extraño regreso a la Casa Blanca que incluyó la irresponsable eliminación de la máscara y un imprudente pronunciamiento de que no hay nada que temer del Covid-19, que ya ha matado a 210,000 estadounidenses.
Sus acciones lo muestran más profundamente atrincherado en la negación del virus que nunca antes y más comprometido con la destrucción de los protocolos científicos que podrían frenar la pandemia.
“Vamos a volver. Vamos a volver al trabajo. Vamos a estar en el frente. Como su líder tuve que hacer eso. Sabía que había peligro, pero tenía que hacerlo”, dice Trump en un extraño vídeo de campaña, filmado por sus ayudantes una hora después de su regreso a la Casa Blanca, en el que el Presidente se presentaba como un guerrero que había contraído el virus y había ganado.
“Me puse al frente. Yo lideré. Nadie que sea un líder no haría lo que yo hice. Sé que hay un riesgo, hay un peligro”, dijo Trump, a pesar de que sus médicos dijeron antes que no está todavía totalmente “fuera de peligro” en su lucha contra el virus.
Un Trump aún contagioso ignoró a los asesores que querían que se quedara internado y en su lugar se fue en el Marine One desde el Centro Médico Militar Nacional Walter Reed hasta el 1600 de la Avenida Pennsylvania en Washington.