Los demócratas del Senado están perdiendo la batalla, pero su objetivo es ganar la guerra.

Nos enteramos el primer día de las audiencias de confirmación de la nominada a la Corte Suprema, la Jueza Amy Coney Barrett, que los Demócratas del Senado han aceptado la realidad. Barrett será confirmada, la Corte Suprema pronto consistirá en seis jueces conservadores y tres liberales, y no hay nada que los Demócratas del Senado puedan hacer para detenerlo. Esa es la batalla – sin duda una muy importante.

Esto no se trata de principios o consistencia o justicia. Se trata de matemáticas frías y difíciles. Los republicanos tienen una mayoría de 12-10 en el Comité Judicial, y un margen de 53-47 en el Senado en su conjunto. Ni siquiera un brote de Covid-19 en el Senado podría retrasar el comienzo de las audiencias un solo día. Así de decididos están el líder de la mayoría del Senado Mitch McConnell, el presidente del Comité Judicial, el senador Lindsey Graham, y sus colegas republicanos para conseguir la confirmación de Barrett.

Parte de la urgencia republicana es pragmática. La Corte Suprema escuchará los argumentos orales sobre el caso de la Ley de Cuidado Asequible (ACA) el 10 de noviembre. Si los republicanos pueden confirmar y sentar a Barrett antes de esa fecha, es probable que participe en la decisión, y su voto podría ser decisivo.

La administración del Presidente Donald Trump ha tomado la posición en la Corte Suprema de que toda la ACA debe ser invalidada, y ellos podrían salirse con la suya. En 2012, la ACA apenas sobrevivió por un voto de 5-4 en la Corte Suprema. El presidente de la Corte Suprema, John Roberts, inesperadamente dio el voto decisivo para apoyar a la ACA, cambiando para unirse a los cuatro jueces liberales de la Corte.