Los residentes de Puerto Rico son ciudadanos americanos que no tienen representación de voto en el Congreso. La semana que viene, votarán en un referéndum sobre si quieren cambiar eso – y que la isla se convierta en un estado.

En última instancia, la decisión depende del Congreso y del presidente. Pero si el referéndum es aprobado, aumentará las posibilidades de que un futuro Congreso y presidente concedan la estadidad tanto a Puerto Rico como a Washington, D.C. Las plataformas de los partidos Demócrata y Republicano apoyan que se permita a los puertorriqueños decidir si quieren convertirse en un estado.

“La estadidad para Puerto Rico pondrá fin permanentemente a la privación de derechos y a la discriminación inherente al estatus de territorio, que durante más de un siglo ha negado a los ciudadanos estadounidenses de la isla su legítimo lugar como miembros iguales de la familia americana”, dijo George Laws García, un defensor de la estadidad. 

La composición del Senado ahora da una cantidad desproporcionada de poder político a los americanos blancos, por dos razones: Los estados pequeños son fuertemente blancos, y las dos partes más pobladas del país sin representación en el Senado – D.C. y Puerto Rico – son fuertemente negros o hispanos. Puerto Rico se convertiría aproximadamente en el 31º estado más grande por población, similar a Iowa y Utah.