La pandemia llegó para cambiar la vida de todos, aparecieron nuevos retos, se afectó toda la rutina que conocíamos, empezamos a temer por nuestra salud, economía y hasta sufrimos daño emocional.
El confinamiento nos llevó a alejarnos de nuestra familia, amigos, compañeros de trabajo, no se pudo salir de fiesta y las vacaciones tuvieron que ser suspendidas.
Renunciar a las vacaciones nos puede generar estrés y depresión. Se siente rabia y frustración y ganas de salir corriendo.
Algunos estudios psicológicos muestran que viajar ayuda a las personas a librarse del estrés y salir de la rutina, especialmente cuando se viaja con la familia o amigos en plan de descanso.
Estudios también muestran que, durante el confinamiento, las personas que eran viajeros frecuentes, ya sea por vacaciones o por trabajo, están sufriendo de una especie de duelo al extrañar esa actividad.