La fantasía de segundo término de Donald Trump acaba de fracasar.

El golpe mortal a la tumultuosa presidencia de Trump llegó el lunes por la tarde, cuando una anteriormente oscura funcionaria del gobierno de los EE.UU., Emily Murphy, finalmente desencadenó la transición presidencial oficial – casi tres semanas después de que Joe Biden ganara las elecciones. Mientras tanto, los ridículos desafíos legales del presidente saliente se están desmoronando, los estados clave siguen certificando su derrota electoral y Biden comenzó a nombrar su gabinete

La transición desata millones de dólares en fondos para que el Presidente electo se prepare para el poder y obliga a la actual administración a informar al equipo entrante. Sin embargo, eso no significa necesariamente que el propio Trump cooperará con la transición. En un tweet para salvar la cara, el Presidente insistió en que fue él quien ordenó a Murphy que comenzara la transferencia del poder – pero los dos meses que le quedan en el cargo le dejan mucho tiempo para tratar de sabotear la administración de Biden.

Puede que nunca consigamos una concesión formal de Trump, quien probablemente salga del Despacho Oval en enero insistiendo en que las elecciones fueron robadas. Pero la base de la democracia americana parece haber sobrevivido por poco a él. Cuando se le preguntó en 1787 qué tipo de gobierno tenían los Estados Unidos, el padre fundador Benjamín Franklin respondió: “Una república, si puedes mantenerla”. Este año, los funcionarios y jueces estatales y locales que rechazaron los intentos de Trump de invalidar millones de votos hicieron precisamente eso.