Los hombres y las mujeres tienen una percepción del amor muy diferente.
Las mujeres sueñan con su pareja ideal, lo diseñan e idealizan; todas esas expectativas hacen que los hombres cambien su esencia y se convierta en lo que ellas quieren, por ejemplo, ser más detallistas, más románticos, etc. Desafortunadamente, esa vida se vuelve asfixiante para ellos, por lo que sienten la necesidad de alejarse para poder ser autónomos y le huyen al matrimonio.
Cuando un hombre pide un tiempo para estar a solas, las mujeres creen que se está alejando porque tiene otra relación, cuando simplemente el hombre está pasando por algunos problemas.
Los hombres necesitan estar solos porque no expresan sus sentimientos, sino que en silencio reflexionan sobre el error que cometieron, pero no lo comentan porque a ningún hombre le gusta parecer frágil.
En cambio, la mujer cuando tienen problemas suele conversarlo con sus amigas quienes la escuchan y la aconsejan; con esta acción la mujer siente alivio porque se desahoga y descarga sus problemas.
Respecto a la intimidad, los hombres tienen claro que el amor y la intimidad son asuntos diferentes; para ellos el amor es amor y la intimidad es simplemente eso. Pero, las mujeres no son así; en el cerebro de la mujer amor e intimidad están conectados, por lo que hacer el amor implica sentimientos.
Respecto a lo que se espera del amor, las mujeres buscan sentirse valoradas y amadas, en cambio los hombres buscan sentirse útiles porque así aumentan su ego.
Otro aspecto que diferencia a los hombres de las mujeres es lo primero que los atrae; por ejemplo, las mujeres se arreglan lo mejor que pueden porque el hombre se enamora de lo que ve, y las mujeres se enamoran de las palabras, la inteligencia y el estatus del hombre.