En el último acto de su tumultuosa administración, el Presidente finalmente admitió la realidad de su fallecimiento político el jueves, de repente rodeado de amenazas de un histórico segundo juicio político, llamadas a su dimisión, un éxodo del personal, la potencial responsabilidad penal y la preocupación por su estado mental.

En un video, Trump condenó el caos desatado por sus partidarios en el Capitolio de los EE.UU. y admitió inequívocamente – más de dos meses después de su pérdida electoral – que ya no será presidente en 12 días.

Pero los presidentes no reciben crédito por prometer una “transición de poder suave, ordenada y sin problemas” después de alentar a sus turbas a castigar otra rama del gobierno y hacer todo lo posible para desestabilizar las nacientes administraciones de sus sucesores.

Tampoco cabe duda de que el mensaje en vídeo de Trump fue un intento desesperado de salvar su posición política en rápido declive después de un día desastroso lleno de indignación por su conducta y de crecientes preocupaciones sobre si está psicológicamente apto para el cargo.