Además de ser el primer presidente en ser impugnado dos veces, Donald Trump tendrá una mancha en su legado con consecuencias posiblemente más duraderas: Está a punto de convertirse en el único líder americano en un siglo con más de 400,000 muertes por un solo evento en su guardia.
Se espera que los EE.UU. crucen pronto ese sombrío umbral, otro recordatorio de lo mal que le ha ido a la nación con la mayor economía del mundo durante la pandemia de coronavirus. La actual cifra de muertos de COVID-19 es de unos 396,000.
Desde que Woodrow Wilson ocupó el cargo durante la pandemia de gripe de 1918, que mató a 675,000 personas en este país y a 50 millones en todo el mundo, ningún presidente había supervisado la pérdida de tantas vidas estadounidenses.
Ese total se aproxima rápidamente a las 405,000 muertes de EE.UU. en la Segunda Guerra Mundial – miles de ellas registradas cuando Harry Truman era presidente después de la muerte de Franklin Delano Roosevelt en abril de 1945 – para clasificar como el tercer evento más mortífero en la historia de la república.
