Los pingüinos viven en espacios geográficos cubiertos con nieve y con temperaturas menores a los 0° centígrados, lo que ha ocasionado que su cuerpo se haya adaptado para ser más efectivo en el medio ambiente donde vive.
Estos animales cuentan con capas de grasa que almacenan para que su cuerpo pueda mantener una temperatura óptima, cuando el frío intenso llegue a su hábitat.
Además, los huesos del pingüino han evolucionado y se han vuelto más densos y pesados para que puedan sumergirse más rápido a profundidades mayores, cuando van a buscar su alimento.
Los araos son primos cercanos de los pingüinos, tienen pico ancho y si pueden volar, aunque por el tamaño de sus alas su vuelo es menos eficiente que el de las demás aves voladoras. Los araos también pueden nadar bajo el agua, pero no con tanta eficiencia como pingüinos.
A lo largo del proceso evolutivo, los animales pierden algunas cualidades, pero ganan otras. Es probable que los pingüinos hayan sido muy parecidos a los araos, pero sus necesidades de adaptación a las condiciones de clima extremadamente frío los transformó.