Una ciudad pasó por alto una advertencia tras otra hasta que su sistema sanitario colapsó

Una ciudad pasó por alto una advertencia tras otra hasta que su sistema sanitario colapsó

Es esperar horas en la cola para comprar una botella de oxígeno y descubrir que no queda ninguna. Para algunos, es correr de un hospital a otro con un cónyuge o padre enfermo, sólo para descubrir que no hay camas disponibles. Para otros, es esperar fuera de los hospitales noticias de un ser querido, sólo para oír que no se ha podido salvar.

Para los trabajadores médicos, son turnos frenéticos de 36 horas. Para los sepultureros, es mover las toneladas de tierra necesarias para crear 20,000 tumbas más.

Para los muertos, es el entierro “vertical”, con los cuerpos apilados unos encima de otros en los cementerios cada vez más abarrotados de Manaos, Brasil.

Esta es la angustia de la ciudad de Manaos Brasil, cuyo sistema sanitario se ha colapsado. Y no es la primera vez: en menos de un año, esta ciudad aislada en el centro de la selva brasileña está siendo testigo de su segunda oleada de coronavirus, un shock para los muchos que pensaban que la primera oleada estaba tan extendida que el resultado debía ser la inmunidad de rebaño.

Manaos es la capital y la mayor ciudad del estado de Amazonas. Cuenta con más de 30 hospitales públicos y privados que atienden a numerosas comunidades indígenas de la zona. Pero la logística para llegar hasta allí -y abastecer a esos hospitales- puede ser complicada. Las conexiones por carretera son limitadas, por lo que la mayoría de los accesos a la ciudad se realizan por vía aérea o fluvial.

El coronavirus arrasó por primera vez Manaos como un incendio forestal en abril de 2020, creando una oleada de casos tan grande que los científicos especularon que podría dar lugar a una inmunidad de grupo. Los políticos se apoderaron de la idea, con la esperanza de poder evitar bloqueos económicamente perjudiciales en el futuro.

Pero en septiembre de 2020, la Fundación Oswaldo Cruz, un instituto brasileño de investigación de gran prestigio en el ámbito de la salud pública, recomendó que la ciudad impusiera restricciones de circulación y comerciales. Manaus estaba empezando a experimentar una segunda ola de la enfermedad, dijo. Pero la ciudad no impuso ninguna.

Unos meses más tarde, a finales de diciembre, el creciente número de muertes y casos de Covid-19 registrados en Manaos era innegable. El gobernador del estado de Amazonas, Wilson Lima, aceptó el consejo de los expertos y anunció nuevas medidas de bloqueo. Pero éstas fueron denunciadas ferozmente por los manifestantes que hicieron eco de la petición del brasileño Bolsonaro de mantener la economía del país en funcionamiento y Lima dio rápidamente marcha atrás.

¿Quién es el responsable de dejar que esta crisis letal se desborde? La falta de preparación y la agitación política han sido culpadas de la situación actual en Manaos. Una clara desconexión entre el gobierno local y el federal también ha creado confusión desde que comenzó la pandemia el año pasado.

 

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